Este relato riene tres razones para existir...!

Con el cuerpo sin vida frente a mí y la sangrita con un rojo pasional en las manos, comenze a pensar logicamente que si me esperaba a que la policía llegara o algún vecino chismoso hiciera su aparición, se terminaría todo para mi. Definitivamente soy una mujer que desde siempre ha pensado con la cabeza muy fría para tomar mejores decisiones.

El obstinado desgajamiento de los instintos termina por difurcarse en una errónea concepcción de las emociones. La atroz autopsia a la que doblegamos a nuestras experiencias, provoca un intenso desenfoque de la visión original que consigue confundirnos gravemente. Actuar irreflexivamente, en contra de lo que pudiera parecer, nos lleva a mejores determinaciones y nos redime de la incómoda y laceranteevocación que genera el absurdo y el disparate.
Cuando anhelas algo y no llega, arde hasta el culo no tenerlo; así pues, por tal motivo, el acontecer inesperado es un verdadero regocijo para el espíritu y el ego. Un tanto más placentero.


Todas mis convicciones fueron ratificadas cuando ya lo había matado. Ahora todo estaba claro en mi, y además de que supe que yo había venido a este mundo a liquidar a la escoria… y a uno que otro que se cruzara en mis caminos.

Ni una noche de besos húmedos con CATERINE ZETA JONES me habría excitado como la tremenda escena roja de aquella habitación. Para nadie es un secreto que para mí la sangre es un fuerte afrodisíaco. Su cuerpo desnudo dejo de tener la mas remota importancia, aunque me hubiera gustado que sus intestinos se quedasen dentro de su vientre, tampoco soy una pérfida sin escrúpulos. Su abdomen fue perfecto, era como si lo hubiesen dibujado…. Lastima que terminó con ese delicioso abdomen hecho añicos, y las tripas colgantes; en verdad fue una lástima que echara a perder todo con su cinismo que me hacía sentir tan incomoda a la hora de hacer el amor.

Si solo hubiera mantenido la bocota cerrada sin hacerme exasperar, a estas horas su lengua caliente seguiría jugueteando en mi húmeda intimidad, y no por separado del resto de su cuerpo, hundida en un vaso de leche con natas. Ni el miembro debajo de la cama haciendo un pequeño charquito de sangrita con líquido seminal.

Le dije que nos veríamos hasta que fuera yo la que dijera basta!, se lo dije una y mil veces…! , le advertí en bromas que nunca probara que soy un monstruo de actitud radical. Siempre se lo dije claramente…. Cretino subnormal….

Ya en el suelo, no contuve las ganas de palpar sus calientes vísceras en mis manos, supuse que enloquecería por el repugnante olor. Un tacto cálido y agradable me permitía continuar con mi exploración, me di cuenta que soy una persona con un temple de hierro y que ningún hombre que ose trepar a mi alcoba, tendrá vida para más placer.

El fetichismo jamás me abandona y hasta ahora la necrofilia me asalta, así que no perdí ni un suspiro de inmediato tratar de profanar el cuerpo. Ya en cachos y desangrado, me vino la idea de que así era mas atractivo, más hombre que cualquiera!
Lo intente besar pero sus labios tintos en sangre me lo impidieron; ya de rodillas ahí mismo, me monte sobre él, ya sin miembro. Sí, sin ese asqueroso trozo de carne que la naturaleza le había puesto ahí, junto con todos sus prejuicios y sus ideas de macho dominante… seguramente de haber sobrevivido, y al verse sin su adorado pedazo de carne, hubiese sido mi perro fiel!, en ese momento dude, y hasta me arrepentí de haberlo exterminado.

Lo tomé de la melena que ahora ya no era tan negra; algo en el tono rojizo le sentaba mejor aún, su piel blanca rosada se avivaba más, ja! Lástima que eso de “ avivado” lo dije en mero sentido figurado. En ese momento sus ojos color café quedaron paralelamente frente a los míos, y de un mordisco le arranqué el ojo izquierdo. Su muda mirada me reclamaba el porque de mi actitud… así que me volví una fiera!, y embestí de nuevo con el resto del cuerpo.
Un azote de carcajadas vino a mí. Y dónde quedó aquel hombre gallardo que alardeaba de su proporcionado pene ¿?, dónde estaba la sonrisa de Don Juan que me llenaba las entrañas de bilis¿?..... dónde estaba el pene que secretaba tan potente torrente de semen?¿, dónde se había ido?. Los testículos se veían tan cómicos sin aquel miembro resguardando su honra, era como un escenario sin actores...


Tras la mujer lasciva y ninfomaniaca hay una dulce y delicada mujer.
Por supuesto que jamás nos verías más. Esa noche me asegure de eso.
Me incline a contemplar mi obra de cerca, parece ser tan grotesco pero la verdad es solo el precio de su osadía.

Fue aberrante la idea de sentirme usada.
Mira que atreverse a rechazar a una mujer de 60 años!!!!, el tipo despreció la seda de mi piel y lo cambió por el contacto de una tumba helada.